domingo, 18 de noviembre de 2007

La Madrigera

En una noche tibia de verano iba yo caminando por un bosque espeso aunque no muy elevado.Dirigía mis pasos sin rumbo cierto,absorto en mis pensamientos habituales,y en los dispares,por los senderos marcados por un gran número de viajeros,que durante el día los abrían.Los ruidos animales de las bestias habitantes que se oían,ambientaban los lugares que que la luna dibujaba.Más de una sombra me alertó,pero fué la suya la que despertó,mi gran curiosidad.Llevaba sombrero,tenía los dedos de las manos muy largos,y degados,y al pasar a mi lado las movió,me saludó.No me giré de repente,aunque ese era mi impulso.Esperé,pensé,y por fin miré.Dónde iría,de dónde vendría,quién era.Me dí la vuelta y sin que se percatase,le seguí.Por poco tiempo,pues al doblar un gran arbusto con mucho follaje,le perdí.Continué adelante,no sabía,no le veía...,tenía que retroceder.Llegué hasta las raíces del arbusto donde dejé de verle.Miré en todas direcciones,luego pensativo miré hacia arriba.Al fin,sometido,agaché la cabeza.Y allí estaba.La madrigera.Un agujero pequeño y oscuro,sin fondo.Como a cualquier otro pequeño habitante,le había llegado la hora de reunirse con los suyos,de tumbarse,y de dormirse recorriendo los sucesos de otro día pasado.Yo estaba agotado.La oscuridad era todavía completa,pero la noche pronto llegaría a su fin.

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